Carta escrita por estudiante de sexto año del colegio hacia Gral. San Martín
Río Tercero, 17 de agosto 2021
Estimado Gral. José de San Martín:
Somos jóvenes del siglo XXI, estudiantes de secundaria, le escribimos ya que hubiese sido un placer conocerlo pero no tuvimos esa oportunidad. Hoy, en un nuevo aniversario de su fallecimiento queremos recordarlo, no solo por su importante accionar en la liberación de países americanos, sino también, por sus relaciones de amistad y la manera en que éstas apoyaron e hicieron posible la continuidad de la hazaña. Actualmente, en el mundo entero, en mayor o menor medida, estamos atravesando una pandemia a causa de un virus que se ha cobrado
millones de víctimas de todas las edades, incluso de jóvenes, como nosotros. Al ser una enfermedad contagiosa, se evita el acercamiento con otras personas y la comunicación se vuelca a lo virtual; de esta manera podemos ponernos en su lugar, para entender y valorar lo complicado que era el acercamiento a través de esporádicas cartas con sus amigos, los próceres.
Si nos tocase hacer una breve mención a su vida y obra, podemos decir que Ud. nació el 25 febrero 1778 en Yapeyú, Corrientes, en el seno de una familia hispano argentina, ya que sus padres eran españoles, y al poco tiempo siendo muy niño con tan solo cinco años, partió rumbo a Buenos Aires para luego embarcarse con
destino a España. Ingresó con tan solo once años en 1789, año de la Revolución Francesa, a la infantería española, y más adelante sería tomado prisionero por los ingleses.
Es interesante remarcar que en las fechas más importantes para nuestra patria, Ud estuvo alejado en dos de ellas. Pero ese alejamiento eran tan sólo físico porque en su corazón ya ardía la llama de la independencia. Nos resulta cautivante tanto las invasiones inglesas como la Revolución de Mayo de 1810 hayan sido de alguna
forma motivadas por la invasión de Napoleón a España, a quien Ud. supo vencer en dos oportunidades. Para luego retirarse del servicio activo en España en 1811 y regresar a nuestra patria en 1812, para comenzar lentamente su lucha hacia la liberación americana, formando sus aguerridos Granaderos a caballo, con quienes
participa en 1813 de la Batalla de San Lorenzo, donde es salvado por el heroico Sargento Cabral que muere por salvar su vida. En un acto que demuestra no sólo la valentía de sus soldados sino también la enorme lealtad que le rendían.
Pero sin dudas será 1816 un año decisivo en su vida, porque además del encuentro con Pueyrredón acá en Córdoba, se produce el nacimiento de su tan amada hija Merceditas, a quien le dejó como mayor legado unas máximas o consejos, dentro de las cuales destacamos esa que nos invita a tener misericordia hasta con los insectos, humanizando el carácter con actitudes pacíficas. Y luego se instala en el Plumerillo Mendoza con el Ejército de los Andes, para iniciar la mayor epopeya de estrategia militar: el Cruce de los Andes.
Siguió adelante a pesar de su precaria salud, fue recibido con honores que rechazó por su gran humildad en Chile y en Perú. Y en 1821 se encuentra con Bolívar en Guayaquil, a quien le deja el camino abierto para continuar con la gesta de emancipación y Ud decide tomar rumbo a Europa. Esto nos resulta muy paradójico, porque pasó tan solo 17 años de su vida en América, pero su huella ha sido enorme. Porque entendemos que importa más la huella que dejes que la cantidad de tiempo que pases en un lugar y las relaciones humanas que logres cultivar.
Y en este sentido, el Papa Francisco, en una de sus encíclicas, nos hace una invitación a pensar y reflexionar sobre el pacto de amistad social. Aquí expone la importancia de valorar la relación con ese prójimo que nos regala un vínculo más íntimo, más frecuente… un “amigo”. Creemos en que usted es un ejemplo de la intención de sostener estos pactos fraternos, aún en la intermitencia; O´Higgins en ese abrazo de Maipú que selló la independencia, Guido y la importancia de su unión para la Batalla de Chacabuco, Belgrano y la Posta de Yatasto, Pueyrredón en el Cruce de los Andes, Godoy Cruz y la liberación de Perú, Beltrán y el afianzamiento
de los lazos religiosos, Güemes y el acercamiento a las provincias del Norte, entre tantos otros amigos con los que incursionó en proezas que se convirtieron en hitos y signos de la independencia.
No queremos extendernos demasiado, la intención de esta sencilla carta era mostrarlo a usted como ser humano, debido a que somos conscientes y agradecidos de su valentía y dedicación en las proezas que realizó, las que recordamos en cada aniversario de su fallecimiento. No obstante, no debemos olvidarnos que usted fue una persona de carne y hueso, como nosotros, que tenía amigos y familia y les dio el mismo valor a estos lazos que el que le damos nosotros actualmente. Con esto queremos concluir con la idea de que los jóvenes y todas las personas podemos y debemos seguir su ejemplo, no es posible que todos seamos como usted, San Martín hay uno solo, sin embargo, al menos intentemos amar y defender a nuestra patria, preservando siempre la libertad y no olvidemos, respetar al prójimo, ya que, consideramos que lo más valioso que aprendimos en estos
tiempos pandémicos es que lo único verdaderamente importante son las personas y los vínculos que construimos.
Simplemente le agradecemos y ojalá podamos acercarnos a los ideales que lo definieron a usted. Lo saludamos cordialmente en nombre de toda la juventud argentina.